El verano es la época del ocio, de salir, de romper la rutina, y por desgracia, de consumir drogas. Además de beber más alcohol en verano, los jóvenes incrementan también el consumo de otras sustancias tóxicas como drogas sintéticas, éxtasis y la marihuana.
Además, aumenta la facilidad de acceder a ellas. De hecho, el 80% de los españoles ve fácil conseguirlas, y el 90% de los menores de edad confiesa no tener problemas para comprar alcohol.
Desde Aequilibrium, centro residencial terapéutico, advierten a las familias de este peligro al que todos los jóvenes hacen frente cada verano para ayudarles a prevenir que éstos se adentren en el peligroso mundo de las drogas.
Señales que vigilar
Un indicador clave de que el joven está comenzando a consumir drogas es el cambio de humor. Los jóvenes pasan a tener un carácter brusco sin motivo aparente. Y aunque los progenitores pueden confundir este tipo de comportamientos con cambios típicos de la edad, es importante aumentar la atención en ellos e interesarse por lo que pueden hacer en su tiempo libre. Los padres suelen tener un quinto sentido para saber que su hijo se comporta de forma diferente por algo más que la edad. En esta etapa de la adolescencia, la comunicación con los hijos es vital, por ello actuar como un policía o que se sientan perseguidos por sus padres no es el comportamiento adecuado para solucionar esta situación. Lo ideal es conseguir que se dé un diálogo positivo, y esto no es algo que pueda hacerse de la noche a la mañana, sino que se consigue con los años.
Algunos de los cambios más habituales son mostrarse más reservado con sus cosas, discutir con la familia respecto a las normas de convivencia, relacionarse menos con los familiares, dificultad para conciliar el sueño y descuido de su imagen personal.
Otro de los indicadores de un posible inicio en el consumo de las drogas es el aumento de la necesidad de dinero, que puede traducirse en pedir dinero a la mínima oportunidad, inventar necesidades urgentes, acudir a otros parientes o cambiar sus objetos de valor e incluso los de sus padres y hermanos.
¿Qué efectos pueden tener las drogas en verano?
El consumo de drogas puede generar euforia y deshibición al principio, pero los efectos secundarios varían en cada persona, especialmente por el origen desconocido de las pastillas y sus componentes adulterados.
Los efectos de las drogas como la cocaína o la marihuana son conocidos por todos, pero en verano, estos se vuelven aún más peligrosos por el uso del vehículo tras el consumo. Esto ocurre porque en vacaciones solemos desplazarnos varios kilómetros de nuestra casa vacacional, hotel o camping para llegar allí donde podamos disfrutar de nuestro rato de ocio. En estos trayectos, los efectos de estas sustancias se manifiestan notoriamente cada verano; Pérdida de concentración y reflejos, disminución de la sensación de peligro y un aumento de la confianza al volante que en muchos casos desencadenan graves accidentes.
Además, el consumo de alcohol, en combinación de otras sustancias tóxicas puede provocar que se pierda el conocimiento o se tomen decisiones equivocadas, condicionadas por el efecto de esta mezcla. Desde sufrir agresiones sexuales hasta verse involucrado en situaciones de riesgo para uno mismo o para terceras personas, hasta acabar sufriendo un coma etílico o químico, que puede hacer que las vacaciones que tanto tiempo hemos estado esperando se conviertan en una auténtica pesadilla.
El éxtasis, una de las drogas más populares en verano produce elevación de la presión, descontrol de la temperatura corporal, desorientación, temblor muscular, pérdida de memoria e incluso la muerte.
El gran problema es que los jóvenes tienen una percepción del riesgo que no es real, y tienen la sensación de poder consumir ciertas sustancias sin dañar su salud, e incluso jugarse la vida o volverse adictos.
Los jóvenes que llegan a los centros de desintoxicación son sólo la punta del iceberg, algunos pueden llevar un consumo oculto durante un largo periodo de tiempo sin ser percibido por sus entornos sociales y familiares, pero con graves consecuencias a largo plazo.