Adicciones: pasando factura al cerebro
El funcionamiento de las drogas en el cerebro
Los tóxicos son sustancias químicas que afectan al cerebro, interfiriendo en la forma en que las neuronas se comunican (enviando, recibiendo y procesando la información) (NIDA, 2008). Drogas como la marihuana y la heroína pueden activar las neuronas debido a que su estructura química es similar o imita la de un neurotransmisor natural, permitiendo engañar a sus receptores y provocando que la droga se adhiera a las neuronas, activándolas (NIDA, 2008). Pero hay una diferencia, cuando esto sucede por la droga, envian mensajes “defectuosos” expandiendose por toda la red de neuronas.
Otras drogas como la cocaína pueden liberar grandes cantidades de neurotransmisores (que intervienen en el sistema de recompensa) o pueden evitar la eliminación de estos, haciendo que se acumulen, teniendo por tanto una gran cantidad acumulada (NIDA, 2008).
Sistema de recompensa.
Dicha conexión entre neuronas o el uso de neurotransmisores, participan en lo que conocemos como sistema de recompensa del cerebro, el cual tiene su propio circuito neuronal, desempeñando un papel importante en el aprendizaje, alimentación… como bien sabemos.
La base del circuito de recompensa está compuesta por neuronas que utilizan la dopamina como neurotransmisor, la cual regula los sentimientos de placer, motivación y emoción. Este neurotransmisor se encuentra en zonas profundas del cerebro y establece conexiones con sistemas cerebrales importantes para la recompensa, emociones y aprendizaje (Guerri, 2012). Este sistema refuerza nuestros comportamientos naturales como comer por ello, cuando dicho sistema se deteriora, las personas adictas tienen una gran dificultad para sentir ciertas emociones.
Las drogas activan el circuito de manera más intensa, llevando al aprendizaje de conductas de consumo y reforzando los estímulos que llevan a dicho consumo (Guerri, 2012). Es decir, como las drogas activan el mismo circuito, aprendemos a abusar de estas de la misma manera en que comemos por ejemplo (cuando se refuerza el sistema de forma natural).
¿Por qué las drogas son más adictivas que las recompensas naturales?
Todo esto conlleva a pensar por qué las recompensas naturales no crean tanta adicción como las drogas. Esto sucede porque las drogas liberan de 2 a 10 más cantidad de dopamina que las recompensas naturales como el sexo o la comida (NIDA, 2008). Además, en muchas ocasiones, el efecto ocurre inmediatamente y dura más que las recompensas naturales. Por ello el efecto de la droga (una recompensa grande) lleva tan fuerte a la gente a consumirlas.
Consecuencias cerebrales por adicción
Los mecanismos implicados por ejemplo en la tolerancia, puede llevar a cambios profundos en las neuronas y los circuitos del cerebro comprometiendo la salud del cerebro (NIDA, 2008). Ademas, la adicción a tóxicos puede llevar a adaptaciones en la memoria no conscientes. El condicionamiento es un ejemplo de este aprendizaje, donde ciertos entornos de una persona se asocian con la droga y pueden llevar a la persona a tener deseos incontrolables por consumirla, incluso sin la sustancia en físico (NIDA, 2008). Este tipo de reflejo es altamente durable y es por eso que decimos que la adicción se trata de una enfermedad crónica.
Asimismo, se ha visto que altera las estructuras cerebrales encargadas de controlar las conductas que llevan al consumo de drogas. Afecta al autocontrol y la capacidad de toma de desiciones de la persona, tomando las más arriesgadas, ya contando con los impulsos de consumir (craving).
Referencias:
Programa Internacional del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (2008). Las Drogas, el Cerebro y el Comportamiento. La ciencia de la Adicción. NIH. Vol 15, 1-31.
Guerri, C. (Junio 2012). Bioquímica de las adicciones. Dossier Científico. 1-7.
- Publicado en Novedades