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El cannabis es una droga psicoactiva que tiene dos sustancias principales que interactúan con el organismo: el THC y el CBD. Desempeñan un papel neurotransmisor que tienen diferentes efectos sobre el cerebro consumidor: alteración extrasensorial, pérdida de memoria a corto plazo, dificultad en la psicomotricidad e incluso, paranoia y ansiedad en casos de consumo prolongado.
España tiene unos datos alarmantes en cuanto a consumo de cannabis, ya que hasta un 7,3% de la población afirma haberla consumido en el último mes, incidiendo estos datos sobre todo entre la población más joven.
Aparte de los datos oficiales, existen una serie de mitos sobre el consumo de cannabis que ayudan a esta droga a posicionarse como algo “interesante” y útil en el imaginario colectivo. Es convenientes derribarlos con el fin de que evitar su consumo en exceso y de forma incontrolada amparándose en dichos beneficios que suelen ser si no falsos del todo, sí sesgados.
Los beneficios del cannabis en contraposición a sus perjuicios son insignificantes. Cuando el consumo se prolonga en el tiempo, se va desarrollando una tolerancia que hace que el consumidor tenga que consumir cada vez más, metiéndole en una espiral de apatía que puede llegar a incapacitar el libre desarrollo mental y físico.
¿Cuáles son los principales mitos del cannabis?
Los mitos sobre el consumo de cannabis son abundantes. Los beneficios del cannabis escasos y, de haberlos, siempre están relacionados con patologías clínicas concretas y, por supuesto, siempre deben ser prescrito por un facultativo.
El propio Gobierno de España en su Plan Nacional de Drogas tiene un apartado en el que alerta sobre estos mitos y además se explica el porqué no son correctos. Aquí vamos a destacar los que más suelen repetirse .
Es un producto inofensivo para la salud, ya que es un producto natural: El plan nacional de drogas define claramente que “producto natural y producto inocuo no son sinónimos. El tabaco y el opio también son naturales y nadie duda de sus riesgos”.
El cannabis tiene efectos terapéuticos por lo que los porros también: Los usos médicos del cannabis se realizan de manera controlada y no tienen nada que ver con su uso recreativo.
El cannabis no produce adicción: Existen estudios científicos que demuestran que su consumo continuado puede producir adicción, especialmente cuando se consume en la adolescencia.
Fumar cannabis es menos perjudicial que fumar tabaco: El cannabis contiene muchos de los carcinógenos y mutágenos del tabaco y en mayor cantidad (un 50% más).
Problemas derivados de su consumo
En etapas tempranas puede afectar al rendimiento académico, crear problemas familiares, y coartar el desarrollo del individuo. El cannabis es una sustancia con un alto poder de adicción psicológica, que va mermando poco a poco las capacidades cognitivas del individuo. Como además suele mezclarse con el tabaco, se desarrolla otra adicción como es la nicotina. Todo esto, como es obvio, también trae aparejados los mismos problemas que trae el tabaco. EPOC, enfisema pulmonar y, en casos más graves, cáncer de pulmón.
Además existen diversos problemas psicosociales asociados a su consumo. La desidia está presente en la mayoría de consumidores habituales, así como las pérdidas flagrantes de memoria o la alteración perpetua de la realidad. En casos más graves puede derivar en delirios que puede cronificarse, agudizar episodios de ansiedad o depresión, incluso actuar como disparador de enfermedades muy graves como la esquizofrenia.
Referencias
Mitos y realidades sobre el cannabis. Plan nacional de drogas Gobierno de España.
“¿Cómo produce sus efecto la marihuana?” National Institutes of Health
“Sube el consumo de cannabis en España”. El Mundo.
“Efectos psicológicos del cannabis”. Fernando Caudevilla Gálligo y Antonio Cabrera Majada
“Cannabis: la ruleta rusa de los trastornos mentales”. Alicia Yagüe Fernández. La mente es maravillosa.