Normalmente el uso de drogas está vinculado a su ámbito más lúdico y recreativo pero, ¿qué ocurre cuando se utilizan sustancias estupefacientes en otros ámbitos como el profesional o el académico?
A pesar del carácter pretendidamente lúdico al que se asocian los consumos de drogas que realizan los estudiantes (escolares, de formación medio o superior), un alto porcentaje de ellos afirma que ingiere estas sustancias para evadirse de los problemas personales o para superar sus dificultades de relación con los demás.A eso se suma, en muchas ocasiones la presión (del entorno o personal) por rendir académicamente.
¿Qué drogas son las más utilizadas para mejorar el rendimiento académico?
Hay dos tipos de sustancias estimulantes que pueden utilizarse en el ámbito académico: Las anfetaminas y los metilfenidatos. Estos medicamentos exacerban los efectos de estos neurotransmisores en el cerebro y en el cuerpo. Es por eso que muchos estudiantes se preguntan si “ese pequeño empujón” químico les ayudará a pasar una semana más de estrés.
Algunos de estos compuestos forman parte de la medicación que se recomienda a pacientes con TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad). Eso hace que mucha gente confunda sus efectos y crea que pueden también ayudarles a ellos, que no tienen dicha afección, de la misma manera. Como explican en KidsHealth, “la mayoría de la gente consigue este tipo de fármacos a partir de un amigo o de un pariente a quien se los han recetado”.
Datos interesantes sobre el consumo de drogas para el rendimiento académicas
Según explica un estudio de Harvard Business Review más de un 20% de alumnos de ocho prestigiosas universidades de la costa este de EE.UU. declaran haber probado las drogas para estudiar con el fin de “ser capaces y trabajar más y mejor en sus actividades académicas y laborales”.
Es un tema que preocupa a las instituciones académicas, la Universidad de Duke en Estados Unidos ha decidido que el uso no autorizado de fármacos con o sin receta para aumentar el rendimiento académico, debería recibir el mismo trato que los demás tipos de trampas académicas.
Y el uso de estos medicamentos no se queda únicamente en el ámbito educativo, sino que a veces acompaña a la persona a lo largo de su vida laboral como explica el Financial Times “se están poniendo de moda entre abogados, banqueros y otros profesionales urbanos deseosos de adquirir una ventaja competitiva respecto a sus compañeros”.
Falsos efectos de “las drogas para estudiar”.
Los medicamentos antes citados están catalogados como medicamentos estimulantes por lo que entre sus efectos se encuentran el de aumentar el nivel de alerta y de energía. Esto hace que se tenga una sensación de actividad frenética.
Pero esa actividad frenética no se aplica a todas las capacidades del cerebro y, por ende, estas sustancias no aumentan la capacidad de aprendizaje ni la capacidad para pensar. Dan subidón de energía pero no mejoran las cualidades intelectuales del que las toma. Su uso, entonces, solo afecta a la sensación de alta actividad corporal durante un breve período de tiempo.
¿Qué opinan (y hacen) los docentes?
La Encuesta a Docentes sobre Percepciones, Actitudes y Conductas ante el Consumo de Drogas entre los Escolares y las Actuaciones para su Prevención, realizada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, pone de manifiesto que sólo la mitad de los docentes de Secundaria han desarrollado alguna actuación preventiva en su aula en los últimos cinco años.
¿Por qué? Según afirman destacan la ausencia de formación en esta materia y la falta de tiempo que hay que habría que dedicar a la concienciación de esta temática que se encuentran fuera del temario oficial.
Eso sí, esta misma encuesta reflejaba que la extensa mayoría de ellos estaría dispuesto a “participar activamente en los programas de prevención si contaran con el apoyo de especialistas externos y se dispusiera de materiales adecuados a labor preventiva”.
Referencias
Medicamentos para estudiar. KidsHealth. 2015.
¿Drogas para mejorar el rendimiento laboral?. Comunidad RH. 2017.
“Los docentes ante los consumos de drogas y las actuaciones para su prevención”. Lorenzo Sánchez Pardo. 2019
Agencia de salud pública. Consorci sanitari de Barcelona.
Manuel J. Romero Herrera para Mentallis