La adicción como enfermedad incurable implica la presencia o la tendencia a las recaídas, donde la mejor forma de prevención es aceptando el riesgo. Comúnmente, se ha definido la recaída como el regreso a los patrones de comportamiento y pensamientos de la adicción, que ya se habían superado (abstinencia) y que lleva por tanto, la vuelta al uso de la sustancia, regresando al estado anterior de recuperación.
Percepción de las recaídas.
La recaída esta formada por decisiones que la persona toma, conectando una con otras, y formando por tanto el proceso de recaida (Pereira, 2017). Dichas decisiones son las llamadas de “riesgo relativo”, pudiendo parecer poco importantes pero que, al acumularse, van llevando a la persona a un punto imposible de resistir (Pereira, 2017), desembocando o no en una recaída.
Las recaídas durante el tratamiento no tienen que ser un fracaso de este, de hecho forman parte del proceso. Una recaída debe tratarse como un aprendizaje, donde la persona tome conciencia de que no se esta haciendo bien. El proceso de rehabilitación implica el abandono de conductas muy arraigadas en la persona, por lo que es comprensible que resulte muy fácil volver a ellas.
Anticipando la recaída
Se puede observar en muchas personas algunos elementos o síntomas comunes que pueden anticipar una recaída o consumo y que además, pueden servir para su detección precoz y su prevención. Estos son (Zafra, 2017):
– Retorno del pensamiento obsesivo relacionado con el consumo e inversión del tiempo en el fantaseo
con la posibilidad dicho consumo.
– Descuidar el compromiso de la recuperación: Alejarse de los profesionales.
– Discusiones con la familia: Centradas en la percepción del adicto sobre una falta de confianza o sobre la petición de retomar una autonomía no programada por los profesionales.
– Reactivación de los síntomas previos: Señales de impaciencia, irritabilidad y craving (ganas de consumir).
– Aislamiento social: Ataques de resentimiento hacia las personas, normalmente sobre la familia o aquellos individuos implicados en el proceso de tratamiento.
– Exceso de confianza y falso autocontrol: En relación a la exposición de los entornos en los que la persona ha consumido previamente. Es decir, es el coqueteo con la exposición lo que puede terminar en un pensamiento recreativo que lleve al consumo.
– Culpa asimismo o a familiares: Minimización de los logros conseguidos, preocupación por no alcanzar los objetivos o actitud defensiva al hablar de la recuperación.
– Obsesión por el dinero: Tener prisa por la reincorporación laboral sin escuchar las recomendaciones de los profesionales, junto con exigencias personales muy elevadas.
Aunque pueden ser síntomas comunes, cabe resaltar que cada persona es diferente y pueden presentar otros distintos. Estos síntomas a veces son necesarios para redefinir el proceso de recuperación (Zafra, 2017). Es importante manejar este tipo de riesgos y mantener el afrontamiento a la enfermedad desde una posición serena junto con constancia y compromiso de cambio.
Referencias:
Zafra, A. (17 de Agosto 2017). Los 8 puntos clave en la recaída de la conducta adictiva durante el proceso de
recuperación [Entrada en blog]. IVANE SALUD.
Pereira, M. (18 de Abril 2017). Adicciones y recaídas: síndrome de recaída [Entrada en blog]. Instituto Superior de
Estudios Psicológicos (ISEP).